Written by:  David Soto Cardona, Pastor de la Segunda Iglesia Bautista de Guayama, Puerto Rico

 

Lucas 22:39-46 (RVR1960)

39 Después de salir, se fue, como solía, al monte de los Olivos; y sus discípulos también le siguieron.

40 Cuando llegó al lugar, les dijo: — Orad que no entréis en tentación.

41 Y él se apartó de ellos a una distancia como de un tiro de piedra, y puesto de rodillas oraba

42 diciendo: — Padre, si quieres, aparta de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya.

43 Entonces le apareció un ángel del cielo para fortalecerle.

44 Y angustiado, oraba con mayor intensidad, de modo que su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

45 Cuando se levantó de orar y volvió a sus discípulos, los halló dormidos por causa de la tristeza.

46 Y les dijo: — ¿Por qué dormís? Levantaos y orad, para que no entréis en tentación.

 

Por naturaleza nuestras vidas son complejas, dinámicas y llena de encrucijadas acompañadas por tiempos difíciles. Todos vivimos periodos donde nuestros corazones y la razón se quiebran por una diversidad de eventos que forman parte de la vida. Son muchas las interrogantes que tenemos ante el dolor humano. Existe un caudal de vivencias que nos hacen ser y nos llevan a enfrentar nuestra vida.

 

Claramente el texto bíblico nos presenta el modelo de Jesús. En el huerto de Getsemaní, en el Monte de los Olivos, allí observamos a Jesús orando a su Padre en medio de su caminar a ser crucificado. Veamos como el maestro enfrenta y atraviesa sus momentos de dolor y penuria. Allí, en una búsqueda y encuentro con su padre, nuestro Jesús les revela a sus discípulos y hoy a nosotros que frente a todo escenario complejo y difícil tenemos que buscar el rostro y presencia del padre.

 

Jesús nos dice que todas nuestras batallas y realidades de vida deben ser expuestas al padre. Aspectos físicos, los emocionales y todas las batallas espirituales. La historia de Jesús clamando al padre celestial es muy significativa en medio de lo que estamos viviendo ahora y siempre. El mundo no ha comprendido lo grandiosa y el misterio existente en la disciplina de la oración ante el padre celestial, creador nuestro.

 

Allí en el Getsemaní nuestro redentor y salvador Jesús nos revela una vez más su humanidad, su dolor y agonía; los sentimientos y su soledad; su quebrantamiento y tristeza.Es hermoso y significativo conocer lo cercano y empático que es el Dios a quien servimos.

 

La narrativa bíblica nos muestra a Jesús, el Dios-hombre, quien experimentó temor y ansiedad mientras ora a su padre. Tú y yo en nuestra realidad humana tenemos a diario sentimientos y emociones similares tal como nuestro Señor padeció estando en la tierra. JESUS, es el Dios encarnado que se hizo tal como nosotros y nos amó.

 

Como parte de su humanidad y experimentó la tristeza, el temor, el dolor, el sufrir, el llanto y la fragilidad que nosotros padecemos. Todo eso fue parte de nuestro Señor Jesús. él vivió y sintió en carne propia su caminar amargo y de dolor para abrir un camino de salvación y perdón, un camino que realizo de pie. Allí Jesús abrió un sendero de esperanza y vida. Enfrentó a su adversario, el enemigo de las almas y fue allí su victoria sobre la muerte. Su muerte venció la muerte y nos otorgó vida.

 

Son muchas las instancias donde la narrativa bíblica nos muestra a Jesús enfrentando al mundo y sus escenarios de opresión en una forma muy particular. Sus luchas, sus defensas por las personas oprimidas, sus palabras de liberación y sanidad, sus amonestaciones y verdades; todo ello lo realizó estando de pie. Jesús, tu salvador, mi salvador, el redentor de la humanidad conoce muy bien tu realidad, tu fragilidad humana y todo lo que ello implica.

 

Esta verdad, el privilegio de ser vencedores ante las adversidades nos llega en consecuencia a los pasos realizados por Jesús en su caminar hasta la cruz. Cuán necesario es decirle al mundo lo importante que es buscar a Jesús. Cuan significativo es buscar a Jesús… él era Dios en carne humana… Dios se humanizó, experimentó el mundo como nosotros. Jesús, ganó toda batalla espiritual, se mantuvo en comunión con el Padre y enfrentó su camino estando de pie, confiando en el Padre; así nos otorgó vida y vida en abundancia.

 

Tal como Jesús, allí donde estés, de rodillas y en silencio; ora con palabras sencillas y sinceras al Padre y recibirás fortaleza. Las palabras pronunciadas por Jesús al Padre, cada uno de sus ruegos lo prepararon para recibir la victoria.

 

Tu Getsemaní es el tiempo sobre el cual delante del Padre te entregas, te sometes en obediencia y depositas toda tu confianza en la plenitud de su amor. Jesús vivió una vida de oración y obediencia a su padre, a quien entrego su voluntad. Jesús ganó su batalla estando de rodillas y en obediencia al Padre.

 

Está muy claro que salió como un prisionero de los que le arrestaron. A partir de esos momentos en que los sacerdotes y políticos lo apresaron se mantuvo firme y de pie, hasta que finalmente entregó su vida en la cruz. Aquellos hombres que de forma injusta e inmoral lo asesinaron “según ellos”, nunca se percataron de algo bien significativo para nuestro mundo.

 

Fueron instrumentos para la realización del plan salvífico por parte de nuestro Padre celestial.

Siendo arrestado, vituperado, maltratado, llevado como cordero al matadero cumplió el propósito del Padre manteniéndose de pie, sosteniendo el estandarte de la verdad y la vida.

 

Nuestro salvador se sometió a la perfecta voluntad del padre, atravesó el valle de dolor y la muerte para vencer con la vida.

 

Jesús le dijo: — Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque muera, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Crees esto?

Juan 11:25-26 (RVR1960)

 

“Yo soy el camino, la verdad y la vida.” Nuestro salvador fue llamado a morir por ti y para ti. Por ello, ante este trayecto difícil, Jesús se humilla en oración ante su padre y les modela a sus discípulos cuán importante es la oración ante los retos y propósitos del Padre.

Jesús fue llamado a morir. él sabía muy bien el doloroso camino que le esperaba; pero sabía también, de las hermosas bendiciones y las maravillosas consecuencias que estaban en manos del Padre, gracias a su sacrificio y entrega en la cruz del Calvario. Hoy nosotros tenemos el privilegio de ser bendecidos por su pleno amor.

 

El camino de la cruz es un camino de retos, de oración y entrega. Recorrer la senda de la cruz resulta en una senda que nos perfecciona en los propósitos del Padre. El camino de la cruz es un camino que nos revela el poder maravilloso que hay en la preciosa sangre de Jesús.

 

Que grato afirmar lo que Jesús nos revela con su modelaje…. Mira a Jesús…

Mediante la oración vence todo sentimiento de agonía, tristeza, dolor y angustia que en medio de la realidad humana estaba sintiendo.

La oración te permite enfrentar las mayores pruebas que puedan llegar a tu vida.

La oración te acerca al Dios Padre, quien te fortalece, te sostiene y te revela su amor.

La oración te une al espíritu de Dios y te permite comprender su poder transformador.

La oración te ayuda a entender que perteneces a Dios.

Eres de Dios. Su gloria está disponible para tu vida. Su gloria fue manifestada en Jesucristo, tu salvador resucitado.

La oración abre tus ojos espirituales y te permite discernir los caminos, los tiempos y sus realidades.

La oración te conecta a una fuente inagotable, su gracia de amor. La Gracia manifestada en Jesús. Allí, tus necesidades se transforman en respuestas y manifestación de su bondad. Pues le oras al Dios que responde, al Dios presente, al Dios que te ama primero.

 

Donde tú ganas la batalla es yendo al Getsemaní de tu vida, al encuentro con el Padre, a los pies del Creador, ante la presencia del que te conoce. Dios que permanece atento, Dios comunitario, Dios familiar, Dios trinitario.

 

Tu oración tiene que ser presentada al Dios que es y será ...en el cual todas las cosas fueron hechas por medio de él, y sin él no fue hecho nada de lo que ha sido hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. (Juan 1:3-4, RVR1960)

 

Jesús nos revela su intencionalidad de cumplir el propósito por el cual estuvo en medio de nosotros. Su oración era que la voluntad del Padre fuera hecha a pesar de lo que el futuro deparara para él. Aún clavado en la cruz y con su último aliento, Jesús nos enseña la importancia de la obediencia a la Palabra de Dios y la importancia de confiar en él en toda situación.

 

Jesús, con su oración, te muestra una actitud transformadora y su relación con el Padre. Este momento revelador de Jesús…. Nos muestra un camino de sometimiento y obediencia:

Porque como por la desobediencia de un solo hombre, muchos fueron constituidos pecadores, así también, por la obediencia de uno, muchos serán constituidos justos.

Romanos 5: 19 (RVR1960)

 

Aunque era Hijo, aprendió la obediencia por lo que padeció.

Y habiendo sido perfeccionado, llegó a ser Autor de eterna salvación para todos los que le obedecen.

Hebreos 5:8-9 (RVR1960)

 

Reafirma hoy tu encuentro con el caballero de la Cruz…

 

Enfrentemos los retos de la vida con nuestro estandarte victorioso de la cruz. Izar la bandera victoriosa de la cruz, la que nos revela a un Cristo Resucitado. Permite que tu vida sea sujeta a la obra del Espíritu Santo. Ir al Getsemaní es renunciar a tus intereses primarios para cumplir la voluntad de tu Salvador.

 

De pie frente al caminar de la vida con un corazón postrado ante el maestro.

--Subiendo al Getsemaní… es donde tú ganas las batallas: a la tristeza, a la desesperación, a los momentos inciertos, a tus luchas internas con tu propio yo. En el Getsemaní de la oración te sumerges dentro de la voluntad perfecta de Dios para tu vida. Es ahí que te cubres con toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haberlo logrado todo, quedes firme.

 

En medio de tu Getsemaní…ES LA ORACION la que te ayudará –según Efesios 6:14-17– a permanecer, pues, firme, y ceñirte con el cinturón de la verdad, vestirte con la coraza de justicia calzar vuestros pies con la preparación para proclamar el evangelio de paz. Armarte con el escudo de la fe y poder apagar todos los dardos de fuego del maligno. Tomar el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios,

 

Hoy y ahora la palabra te invita a que subas, subamos al Getsemaní con Jesús orando en todo tiempo en el Espíritu, con toda oración y ruego, vigilando con toda perseverancia y ruego por todos los santos.

 

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Este mensaje es el producto de la participación del pastor David Soto en el programa De la crucifixión de Jesús a la resurrección de Cristo, auspiciado por la oficina de Ministerios Interculturales de American Baptist Home Mission Societies. Pueden acceder a las grabaciones de las presentaciones del Dr. Samuel Pagán en nuestra plataforma virtual MinistrElife, dentro del grupo de la comunidad latina https://ministrelife.org/communities/1129.